Durante el año 2016, en pleno despunte del capitalismo informacional, nace la idea de formar una revista enfocada en los temas relacionados con el emergente activismo mediático y la relación que este establece con la esferas institucionalizadas de producción de conocimiento.

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Como sabemos, la emergencia de nuevos actores políticos y la intensa aparición de variadas demandas de revindicacion identitaria como las étnicas, nacionales, sexo-genéricas o de clase están planteando nuevos derroteros para la lucha política y la organización de la resistencia.

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Si la ubicua presencia de las llamadas “leyes del mercado” han ganado terreno bajo la ideología de un economisismo depolitizante que globaliza las formas de explotación y zaqueo, es menester entablar una comunicación global entre las resistencias (las cuales no constituyen necesariamente proyectos comunes salvo en ciertas formas de antagonismo contrahegemónico) para emprender estrategias más eficaces en el combate ideológico.

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Consientes de como las nuevas tecnologías han modificado la manera de construir, interactuar y apreciar las cambiantes configuraciones que elaboramos sobre el espacio-tiempo y como  estas establecen cada vez mayor influencia en la manera de relacionarnos con la distribución, adquisición y reproducción de información, un grupo de amigos decidimos emprender un proyecto editorial que aprovechara algunas de las fisuras que entraña el nuevo sistema mundo en su oferta control panóptico de gestión mediática.

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Esta propuesta nace como un clamor más que se suma a esa parte de la “modernidad desbordada” que lucha por distanciarse del imperio fetichizante de las mercancías y de su voraz dinámica de producción de plusvalía. Es una apuesta para amplificar las voces silenciadas de las periferias, de esas otredades que hace tiempo que han empezado a interpelar cada vez con mayor ahínco los discursos subdesarrollistas del centro.

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